miércoles, 10 de febrero de 2010

Viviendo un amor a escondidas

Querida Sara:

Nuestra historia de amor ha empezado bajo el manto de una enorme tormenta que, para muchos amantes, sería insalvable; pero no para mí. Te demostraré que mi corazón no es de los que huyen de las tormentas del amor y de la vida. Sé que esta tormenta pasará y nuestro cielo, ahora tan gris y sombrío, se transformará en un hermoso cielo azul, claro y soleado, que será tan hermoso y placentero que sentiremos que ha valido la pena esperar y luchar contra la tempestad. Así ha de ser, mi niña, porque yo te lo prometo y porque sé que Dios nos ha bendecido con este amor.

¿Sabes, Sara? A veces creo saber lo que le pasa a tu padre. Pienso que él no quiere que te enamores porque para él, sigues siendo su niña pequeña; esa a la que contaba hermosos cuentos mientras mecía suavemente en sus brazos, esa niña a la que cada noche, con ternura arropaba, y a la que cada mañana, acariciaba su pelo y le daba pequeños besos en la cara hasta que despertaba. Seguramente pensará que el día que te enamores, besaras al chico de tus sueños y eso le hará darse cuenta de que aquella niña tan pequeña, a la que tanto cariño y cuidados le dio, hoy es toda una mujer. Me gustaría que comprendiera que amar a una persona, es mucho más que besarla. Amar, es coger la mano de la persona amada y sentir que el tiempo se ha detenido. Amar, es mirar a los ojos a la persona amada y no decir nada y, aún así, saber lo que siente su alma. Yo te quiero, lo sabes, ¿verdad?, y sé que tú a mí, también me quieres. Si cojo tus manos, siento que el tiempo se ha detenido. Me abrazas y besas mis mejillas y tus abrazos, son calidos y envolventes y tus besos, son tan dulces como la miel. Cuando me miras, tus labios sonríen pero tus ojos, por mucho que sonrían tus labios, tus ojos están tristes. A simple vista se nota que tienes esperanza de que nuestro amor venza a las vicisitudes. Sin embargo, en tus ojos, que son el espejo de tu alma, puedo sentir que hay una pena muy grande. Creo que sé lo que te pasa. Seguramente pensarás que nos vemos tan poco que, cuando estamos juntos, nuestros breves encuentros tienen que estar llenos de alegría, sonrisas y esperanzas en un futuro en común mientras tú, destruyes tus penas en soledad. No tiene que ser así Sara, ¡de ninguna manera tiene que ser así! Si la próxima vez que nos veamos tienes miedo, estás triste o te preocupa algo, ¡dímelo!, y si tienes ganas de llorar, ¡llora! Nuestros encuentros serán igual de perfectos de todas formas porque, al fin y al cabo, estaré contigo. ¿No recuerdas porque te dije que te quería y siempre te querría? Sara, mi niña. Para mí tú lo eres todo y eso nunca cambiará.

Te quiero y siempre te querré, en los buenos momentos y en los malos; porque tu vida es mi vida, porque tu risa es mi alegría y si la próxima vez que nos veamos en tus labios no hay una sonrisa sino tristeza y de tus hermosos ojos brotan lágrimas, no te preocupes; secaré tus lágrimas, te abrazaré muy fuerte y te susurraré al oído lo que por mucho que cambie nuestra vida, nunca cambiará. ¿Sabes lo que es? Muy pronto lo descubrirás.

Sara, eres tan guapa, inteligente, divertida, eres tan…especial. No puedo imaginar mi vida sin ti. ¡Animo Sara!, muy pronto estaremos juntos para siempre pero, mientras tanto; espera mi amor, espera con esperanza, que yo haré que tu corazón, no se canse de esperar. Juntos para siempre.

Javier

Posdata: Voy a decirte algo que nunca cambiará: mi amor.

ROSA DE TÉ

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